- " Tienesque escribir sobre la Virgen este mes de mayo."
- " Don Enrique, tendría que hablarnos sobre San José"
- " Tiene que insistir en la cuestión del aborto…"
- "… y sobre el matrimonio, que la cosa está mal".
- " Tienes que hablar sobre las verdades eternas. ¡Ya nadie nombra el infierno!"
- " Y la justicia, ¿qué? A ver si nos dice algo sobre los desahucios… Tienes que hablar de las hipotecas."
- " Tiene que escribir algún cuento como el de la chica de la píldora…"
Calma, porfa. Soy hombre de buenos y pequeños propósitos. También de grandes sueños que casi nunca se concretan y de proyectos frustrados. Todas las noches me planteo sacar adelante tres o cuatro pequeñeces y a veces incluso lo consigo. El día que no tenga la mochila llena de proyectos me meteré en el ataúd y cerraré por dentro.
Pero que nadie me atosigue. El globo vuela a su aire. Y ese “tienes que…” tan hispánico que aparece una y otra vez en mi correo me llena de satisfacción, porque indica que todavía tengo lectores; pero empieza a agobiarme un poco.
Hoy añadiré un propósito más: dar gracias a Dios por vuestra amable insistencia. Y no haceros el menor caso.
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