Dicen que está nevando en Galicia en pleno mes de mayo, y me cuentan que en Burgos no se creen lo del calentamiento global. En Canarias tenemos de todo: en media hora de coche he pasado del diluvio al huracán y del huracán al sol más radiante. Un paisano de Vecindario me dijo que hacía frío. El buen hombre se abrigaba con un pantalón corto, unas alpargatas y una camiseta de tirantes.
He buscado en vano pájaros exóticos, pero no he visto nada especial: grandes bandadas de vencejos, muchas alpispas (lavanderas cascadeñas) y más cernícalos de los que caben en una isla como esta. Hablé con varios paisanos sobre la final de copa. No fue posible cambiar de conversación. La mayoría iban a favor del Atleti, pero sólo por fastidiar al Madrid y a su entrenador.
Ya de regreso, traté de ver algún petrel, el ave oceánica más amenazada. Fue inútil.
El día terminó bien, gracias a Simeone y sus muchachos. Vi el partido en el IPad con toda nitidez, pero con diez segundos de retraso sobre la radio.
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