Seguimos rezando y esperando.
Me decía un viejo amigo en un e-mail que, si de verdad tenemos fe, no necesitamos rezar tanto, y mucho menos mortificarnos, para que los Cardenales acierten en la elección del Papa. Al fin y al cabo es el Espíritu Santo quien gobierna la Iglesìa, y "Él acierta seguro".
Le contesto que no es tan sencillo. Ese aparente abandono en manos de Dios no es demasiado evangélico. El Señor quiere que pidamos con perseverancia; cuenta con la colaboración de los hombres para sacar adelante su Iglesia. Es seguro que dará luces a los Cardenales. Les hablará, sí, pero en voz baja, en el fondo de su conciencia. Y ellos deberán tener el oído atento y la voluntad limpia para ser dóciles a la voz de Dios. ¿Rezamos por eso?
Miguel me envía desde Roma estas dos fotos, que no están nada mal.
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