De regreso a casa, me espera una montaña de papeles: una multa por pasarme de listo; tres cartas convencionales y dos más de publicidad; dos facturas, un acuse recibo, un librito elaborado por Milla con lo que hemos ido publicando sobre el año de la fe en el blog; dos ejemplares de Mundo Cristiano; tres boletines de Peñacorada, el cole de León; un periódico de Gaztelueta, mi cole de Bilbao...
Debajo de todo un paquete de libros que me corresponden por contrato. Es la segunda edición de los "Relatos a la sombra de la Cruz". No es que me vayan a hacer millonario, pero al menos podré pagar la multa de tráfico.
Kloster, crítico como siempre, me aconseja que no me ponga vanidoso:
--La segunda estaba en el bote --me dice--. Ya veremos si llegas a la tercera.
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