Regreso a Madrid. Caen los primeros copos de nieve en Molinoviejo y comienza el diluvio universal al otro lado del túnel de Guadarrama.
Vuelvo a casa sólo por tres días. Hasta hace algunos meses nunca había sentido tan vivamente la alegría del regreso al hogar. Os parecerá una cursilería. A mí también; pero, ahora que mi trabajo se desarrolla la mayor parte del tiempo fuera de Madrid, disfruto como nunca cuando vuelvo.
He escrito en este mismo globo que siempre estoy "en casa", que los centros de la Obra de cualquier lugar del mundo son parte de mi hogar y no me cuesta trabajo verlos así.
Sin embargo... Poco antes de las 12 del mediodía he atravesado la puerta de entrada y me he acercado al oratorio, que está justo enfrente. Bajo el gran crucifijo de madera está el Señor en un Sagrario modesto. Le ha saludado como otras veces y casi he notado que me devolvía el saludo.
--Bienvenido a casa, hijo mío.
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