Thursday, April 11, 2013



Regresoa Molino después de unas horas de parloteo en Madrid, y de nuevo el silencio.
Pero no todo es silencio. Las aves recién llegadas del Sur tratan de a despertar a esta primavera que parece dormida. El autillo ha comenzado ya su silbido nocturno y así seguirá durante los próximos meses.
Salgo de la casa.
―Buenas noches, autillo, ¿donde estás?
―Piii
―No te engañes, amigo, me dice el ángel del jardín. No es posible hablar con los pájaros. Puedes ponerles nombre como hizo Adán, tratar de localizarlos con los prismáticos y sentir la ilusión de que te escuchan; pero ellos son solo un adorno. Tu interlocutor es el Señor y nadie más.
―Y yo..., ¿soy también un adorno para Dios?
El ángel se ríe.
―Como adorno vales menos que un gorrión. Pero Dios necesita ahora de tu compañía.

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