Wednesday, November 20, 2013






Nome esperaba una reacción tan masiva a mi breve entrada de ayer. Fue solo un desahogo mañanero ante la reiteración de una frase estúpida e irreverente que se ha puesto de moda.
Desde luego no se trata de una blasfemia. Si lo fuese, no me habría atrevido a escribirla aquí con todas las letras ni siquiera para repudiarla. Tampoco “mando al infierno”, como dice uno de mis más queridos odiadores, a todos los que la corean.
Ojalá fuese yo capaz de liderar una cruzada ―como ironiza ese mismo amigo― contra “el derecho a blasfemar” (sic). Si con este post de hoy evitase una sola blasfemia, me daría con un canto en los dientes; pero me temo que no es tan sencillo.
―Es que se me escapan ―me dijo hace años una niña encantadora de primero de bachillerato―.
La tranquilicé explicándole que es difícil desarraigar un hábito adquirido. Es natural que la fuerza de la costumbre a veces se imponga a la voluntad.
―Sin embargo, si tienes ese hábito es porque te lo has currao durante mucho tiempo. Por tanto, cada vez que “se te escape” una blasfemia o algo semejante, no estaría mal que dijeras por lo bajo una jaculatoria para desagraviar al Señor y para pedirle perdón por las veces que dijiste eso mismo con plena conciencia.  
Categories:

0 comments:

Post a Comment

ban nha mat pho ha noi bán nhà mặt phố hà nội