Tuesday, November 5, 2013





José Luis, “el mendigo elegante”, sigue en la misma esquina con unos folios y un Nuevo Testamento  en la mano.
Me ve llegar y me llama para darme las últimas noticias. Le han regalado un saco de dormir con el que no pasa nada de frío. El próximo viernes cobrará algo más de 400 euros y hoy ya ha comido dos churros, pero necesita tomar un café con leche.
Camino del bar me regala un abrillantador de calzado; imposible decirle que no. Luego me enseña lo que está escribiendo: una serie de poemas de inspiración evangélica.
José Luis tiene buena letra. Las mayúsculas vuelan hacia lo alto como si trataran de escaparse de la página y es generoso en los márgenes.
―¿Me dejas leerlo?
―Le regalo un poema si me invita a un café con leche.
El primero se titula “Resurrección” y vale más que un café. Dice así:
Se hizo la noche y los corazones
se congelaron.
El pulso dejó de sonar.
El Señor ya estaba dormido
y María le volvió a alumbrar.
El polvo recobró el latido
y el sol volvió a brillar.
 

Le pido permiso para publicarlo en el blog, y se deja fotografiar para que mis lectores conozcan al poeta.

Frente a un café con leche hablamos de poesía, del Evangelio, de los demás mendigos y…
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