Una palabrota razonable
He recibido un e-mail de un viejo amigo; es un mensaje cordial, generoso, lleno de afecto y también ―ay de mí― de palabrotas.
La verdad es que no lo entiendo. Nunca he sido enemigo del taco como interjección espontánea y explosiva. En alguna ocasión lo comparé con la poesía lírica. Pero por escrito, no, por favor. El taco debe ser sonoro, rotundo y natural como la risa. Ésos que escriben jejeje o jajaja en sus mensajes de Internet para dejar claro que les ha hecho mucha gracia algo demuestran tener poca imaginación. Igual que los que escupen palabras soeces en letra impresa para informar o para convencer al prójimo.
No me escribáis tacos, amigos. Gritadlos si eso os tranquiliza, pero no me amarguéis el día.
―¿A qué tacos te refieres, colega?
―Te los diré de palabra, querido Kloster. Por escrito, jamás. Jejeje…
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