―Estoyharto, querido Kloster.
―¿Qué ocurre?
―Esos comentaristas del globo me coaccionan. Quieren que vuelva; no me dejan descansar.
―Es lógico. Dejando el globo en stand byni siquiera me permites escribir a mí. Y desengáñate; ellos lo que quieren es que hable Kloster. Yo no estoy cansado ni tan viejo como tú.
―Tonterías. Hay algunos que sugieren que estoy enfermo o deprimido y hasta organizan una cadena de oraciones para pedir que recupere la salud supuestamente perdida. Otros piensan que alguien me prohíbe navegar con el globo. Por lo visto, después de 7 años, creen que los engaño, que no les digo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
―¿Y qué es la verdad?
―Calla, Pilatos, y escucha: el globo seguirá anclado durante algún tiempo porque me da la realísima gana. Sigo siendo el mismo. Nadie me ha encarcelado todavía y mi salud es esplendorosa y envidiable. ¿Está claro?
―Chico, ¡cómo te pones!
―Lo que pasa es que tanto volar me marea. El domingo el globo se va a la Sierra. Luego volveré a Las Palmas. Después, a Molinoviejo…
―Veremos. Ya estás empezando a dudar.
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